A veces, uno
debe frenar su vida y ver si lo que estás haciendo es lo correcto. Creo que en
mí, ese momento ha llegado.
Llevo mucho
tiempo por el mismo camino y creo se ha me hecho rutinario. Intento, antes de
pegar un mal paso, asimilar toda mi existencia vivida desde que tengo uso de
razón. Intento comprender todo lo sucedido y lo que pueda suceder a partir de
ahora, de una forma objetiva, clara y pausada para no perder ningún detalle, y
sobre todo, mi cordura. Mi lucha interna, las experiencias, el buen hacer, el
mundo de mi alrededor y el tiempo a veces perdido, me han enseñado que la vida
que me ha tocado vivir, se vive una vez por muy corta o larga que sea, y que hay
que aprovecharla.
Continuamente
veo la historia y el mundo que me ha tocado vivir sin emitir ni un solo juicio
de valor. Creo a veces, que no debería haber sido digno de esta gracia que he
tenido, ya que innumerable veces me he equivocado y multitud de veces he
superpuesto mí parte terrenal a la espiritual. Pero creo que nadie es perfecto,
y digo nadie aunque haya una razón para ello.
Con la edad
que tiene mi alma debo dar gracias por haber enseñado e inculcado la doctrina
del amor, la libertad y el respeto a los demás de una forma sana y sencilla.
Gracias a ello, he llegado hasta donde me encuentro ahora.
Son curiosas
las vueltas que da el ser humano sobre sí mismo para llegar a conocerse y
comprender a sus semejantes. Ser maestro de los demás siendo tú el discípulo de
la Humanidad, de los caminos emprendidos y empedrados y que has conseguido solo
con la ayuda de aquellos que te dan la mano y te aman como bastón de apoyo, y
que han estado a tu lado desde el principio de los tiempos. Sentirse querido
sin pedir ni recibir nada a cambio y hacer partícipe de tus experiencias al que
se encuentra a tu lado y que has necesitado. Por lo menos, así me lo inculcaron
quien siempre han estado a mi lado.
Recuerdo el día en que me dijiste:
“ ... En este
mundo tan complicado de leyes paganas, con todo tipo de culturas, religiones y
cambios sociales, el que presta su alma al servicio de los demás que no espere recompensa alguna por parte del individuo al que ha socorrido. Solo espere sosiego de aquellos que realmente se consideran amigos puesto que siempre,
éstos, estarán a su lado sin pedir nada a cambio. Y son tan pocos los llamados
a la mesa del Señor que apenas se agolpan en las manos de Éste... Pero
búscales, nunca pierdas las esperanzas ni des por perdido el camino, tal vez,
alguien lo necesite de nuevo y busquen de nuevo tus manos, para coger impulso y
no perecer en algún estanque profundos...“.
Eso es lo que siempre me llevaré: Esperanzas….
¡Dios mío, cuántos
hombres y mujeres han luchado y sobrevivido después de años de existencia y han
sucumbido en esta cruel realidad, en corazón y mente dentro de nuestro camino!
Y cada vez son menos. Vivo en un mundo injusto de injustas y crueles palabras,
que el más sabio es aquel que se cree el más poderoso y que solo busca la mano
del más honesto y débil para poder de nuevo elevarse y ganar así sus propios
propósitos.
Ahora ya soy
más consciente de ello aunque haya tenido que pagar un precio para equilibrar
mi balanza espiritual. Pero también es gratificante saber que todo lo que he
hecho no ha caído en saco roto y todo lo salvado o perdido para no extinguirse
en la hoguera del sufrimiento, de la monotonía y el aburrimiento, ha servido
para algo.
“”
Creo que lo que hago, es lo que elijo “”
Cuando la
gente se dedica a criticar lo que haces creo que no se ha mirado su propia viga
en el ojo. Alguien dijo alguna vez que si hablas de mi vida es porque tu vida
es, supuestamente, un ejemplo de vida, si no, no tienes derecho a hacerlo.
Con lo cual, debemos pasar por el camino de ignorar y no sucumbir a sus palabras malsonantes. Solo ignoraremos que será lo más inteligente.
No rompo mi
cadena con el mundo, no abandono, solo sigo un camino dictado por el destino y
es lo que quiero. No me apeo de mi carro, solo descanso y decido tomar otra
ruta alternativa. Cada uno, nos iniciamos en nuestro sendero con nuestros
propios fantasmas. Pero no debemos aferrarnos a ellos como si fueran la
respuesta a nuestro destino ya que, muchas veces, nos dicen que andemos por
otro sendero, y cuando no nos gusta, parece que el camino es el incorrecto.
Solo debemos asumir lo que nos toca.
Creo que ya es
hora de seguir por otro camino que enriquezca a mi corazón y mi espíritu…
Debo mudar mi piel
JMSalvador
3/07/13