miércoles, 3 de julio de 2013

MUDAR LA PIEL


A veces, uno debe frenar su vida y ver si lo que estás haciendo es lo correcto. Creo que en mí, ese momento ha llegado.

Llevo mucho tiempo por el mismo camino y creo se ha me hecho rutinario. Intento, antes de pegar un mal paso, asimilar toda mi existencia vivida desde que tengo uso de razón. Intento comprender todo lo sucedido y lo que pueda suceder a partir de ahora, de una forma objetiva, clara y pausada para no perder ningún detalle, y sobre todo, mi cordura. Mi lucha interna, las experiencias, el buen hacer, el mundo de mi alrededor y el tiempo a veces perdido, me han enseñado que la vida que me ha tocado vivir, se vive una vez por muy corta o larga que sea, y que hay que aprovecharla.

Continuamente veo la historia y el mundo que me ha tocado vivir sin emitir ni un solo juicio de valor. Creo a veces, que no debería haber sido digno de esta gracia que he tenido, ya que innumerable veces me he equivocado y multitud de veces he superpuesto mí parte terrenal a la espiritual. Pero creo que nadie es perfecto, y digo nadie aunque haya una razón para ello.

Con la edad que tiene mi alma debo dar gracias por haber enseñado e inculcado la doctrina del amor, la libertad y el respeto a los demás de una forma sana y sencilla. Gracias a ello, he llegado hasta donde me encuentro ahora.

Son curiosas las vueltas que da el ser humano sobre sí mismo para llegar a conocerse y comprender a sus semejantes. Ser maestro de los demás siendo tú el discípulo de la Humanidad, de los caminos emprendidos y empedrados y que has conseguido solo con la ayuda de aquellos que te dan la mano y te aman como bastón de apoyo, y que han estado a tu lado desde el principio de los tiempos. Sentirse querido sin pedir ni recibir nada a cambio y hacer partícipe de tus experiencias al que se encuentra a tu lado y que has necesitado. Por lo menos, así me lo inculcaron quien siempre han estado a mi lado.

Recuerdo el día en que me dijiste:

 “ ... En este mundo tan complicado de leyes paganas, con todo tipo de culturas, religiones y cambios sociales, el que presta su alma al servicio de los demás que no espere recompensa alguna por parte del individuo al que ha socorrido. Solo espere sosiego de aquellos que realmente se consideran amigos puesto que siempre, éstos, estarán a su lado sin pedir nada a cambio. Y son tan pocos los llamados a la mesa del Señor que apenas se agolpan en las manos de Éste... Pero búscales, nunca pierdas las esperanzas ni des por perdido el camino, tal vez, alguien lo necesite de nuevo y busquen de nuevo tus manos, para coger impulso y no perecer en algún estanque profundos...“.

Eso es lo que siempre me llevaré: Esperanzas….

¡Dios mío, cuántos hombres y mujeres han luchado y sobrevivido después de años de existencia y han sucumbido en esta cruel realidad, en corazón y mente dentro de nuestro camino! Y cada vez son menos. Vivo en un mundo injusto de injustas y crueles palabras, que el más sabio es aquel que se cree el más poderoso y que solo busca la mano del más honesto y débil para poder de nuevo elevarse y ganar así sus propios propósitos.

Ahora ya soy más consciente de ello aunque haya tenido que pagar un precio para equilibrar mi balanza espiritual. Pero también es gratificante saber que todo lo que he hecho no ha caído en saco roto y todo lo salvado o perdido para no extinguirse en la hoguera del sufrimiento, de la monotonía y el aburrimiento, ha servido para algo.

“” Creo que lo que hago, es lo que elijo “”

Cuando la gente se dedica a criticar lo que haces creo que no se ha mirado su propia viga en el ojo. Alguien dijo alguna vez que si hablas de mi vida es porque tu vida es, supuestamente, un ejemplo de vida, si no, no tienes derecho a hacerlo.

Con lo cual, debemos pasar por el camino de ignorar y no sucumbir a sus palabras malsonantes. Solo ignoraremos que será lo más inteligente.

No rompo mi cadena con el mundo, no abandono, solo sigo un camino dictado por el destino y es lo que quiero. No me apeo de mi carro, solo descanso y decido tomar otra ruta alternativa. Cada uno, nos iniciamos en nuestro sendero con nuestros propios fantasmas. Pero no debemos aferrarnos a ellos como si fueran la respuesta a nuestro destino ya que, muchas veces, nos dicen que andemos por otro sendero, y cuando no nos gusta, parece que el camino es el incorrecto. Solo debemos asumir lo que nos toca.


Creo que ya es hora de seguir por otro camino que enriquezca a mi corazón y mi espíritu…

Debo mudar mi piel


JMSalvador
3/07/13