miércoles, 27 de febrero de 2013

CUANDO EL CORAZÓN DUELE


Me miró fijamente y me observó con los ojos ensangrentados de desprecio y aborrecimiento

-        Me duele el alma – le miré fijamente con lágrimas en los ojos - Quiero gritar… Quiero echar fuera de mi todo aquello que me estorba, que me impide seguir caminando y avanzando en mis propósitos… Pero veo tantas injusticias a mi alrededor que no puedo callar, no puedo contener tanta rabia. No puedo sentir amor por alguien que se comporta conmigo y con los demás como un cínico y miserable… No puedo, es contra natura y está fuera de mis principios…

Miró al horizonte y caminó unos pasos hacia el montículo de piedra. Guardó silencio y cogió aire, el suficiente para exhalar de un solo golpe, palabras de gratuita calma y de inmensa sinceridad.

-         El Señor dice que sí el corazón está enfurecido, debemos sujetar la lengua para guardar silencio, ya que la mente juega malas pasadas y decimos lo que no debemos. Tenemos que pensar antes las cosas para que el corazón se apacigüe y guarde quietud. Así, la lengua dirá sosegadamente lo que siente el alma.

-         Pero mis sentimientos no son puros porque me aflige vergüenza de ellos y me hace sentir impotente – reprimí mi angustia.

-         Querido Iridel, los sentimientos son ideas que deben dominar a las palabras, calmando las fuerzas de nuestras buenas o malas ideas.  – se volvió a mi - Por tanto, guardad silencio para que tu corazón se sosiegue y no digas nada de lo que luego puedas arrepentirte, no vaya a ser que el oído del otro corazón que te escucha, oiga lo que no debe y enfurezca su boca y humilde tus sentimientos.

-         ¿Debo pensar lo que digo antes de actuar?.. pregunté.

-      Debes decir lo que siente de manera y clara que el que esté a tu lado sepas a lo que te refieres, si dices lo que no sientes, oirás lo que no quieres y será un continuo compendió de malas palabras y barbaridades.

-         Pero es injusto- insistí.

-         Pues hazlo justo y que te oigan y te entiendan, solo así saldrán de tu boca palabras con fundamento y con sentimientos. A los guerreros se les gana en las batallas con palabras y gestos de buena voluntad, no con espadas y lanzas. Así David, venció a Goliat y libró a Israel del gigante.




La necedad del hombre pervierte su camino, y luego su corazón se irrita contra el Señor.

Provebios 19:3

JMSalvador
27/02/13