lunes, 6 de febrero de 2012

¡A pesar de todo, confía en Dios!


El amor de Dios no siempre nos libra de dificultades, pero es un amor que siempre nos libera a través de las dificultades.

La vida está llena de pruebas y dificultades.

Todo el mundo atraviesa situaciones o circunstancias que dejan que desear, o con las que tenemos que lidiar y enfrentar todos los días.
La vida en la Tierra es un banco de pruebas y ensayos que nos enseña a tomar decisiones acertadas a pesar de las contrariedades.
Nos enseña a ver con ojos positivos aunque no veamos esperanza, a optar por amar, compartir y sacrificarnos aun cuando no tengamos suficiente, a decidirnos a obrar bien aun cuando a nuestro alrededor todo esté mal.

Sin las pruebas no habría testimonio.

Sin esas debilidades y molestias fastidiosas, sin esos pecados asediantes y defectos vergonzantes, tu fe no se vería puesta a prueba.
Solo en el candente horno de la aflicción, los cristianos nos deshacemos de la escoria a la cual, por nuestra necedad, nos aferramos con vehemencia.
Aunque no siempre entiendas porqué tienes pruebas, dificultades, pesares y quebrantos, ¡recuerda que Dios sabe lo que hace! Él conoce todos los objetivos que persigue con cada prueba, dificultad o aflicción.

Él ha prometido que “a los que aman a Dios, ¡Todas las cosas les ayudan a bien!” (Romanos 8:28)  ¡Como hijo del Señor que eres,  Él no permitirá que te pase nada que no sea para tu bien!
Claro que muchas veces pensamos: “¡Pues… caramba, a mí me han pasado un montón de cosas que no parecen nada buenas!”
¡Pero tarde o temprano comprobarás que sí fueron buenas para ti de alguna manera!

Todos los que han sido muy útiles al Señor, primero tuvieron que pasar quebrantamientos y humillaciones para que perdieran toda confianza en si mismos.
De otro modo, se habrían enorgullecido tanto y habrían quedado tan seguros de sí mismos, de sus talentos y de sus dotes carnales y naturales, que de haberse servido Dios de ellos, se habrían atribuído la gloria a sí mismos.

Por eso Él prefiere valerse de lo débil y lo necio, “¡para que nadie se jacte en Su presencia!” (1Corintios 1:25-29)

Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo. (1Pedro 1:7)


DIOS TE BENDIGA


No hay comentarios:

Publicar un comentario