domingo, 7 de agosto de 2011

LAS MADRES SOLO MUEREN CUANDO QUIEREN


Tendría 6 años cuando la maté por primera vez.

No quería que estuviera junto a mí el primer día de clase.
Me consideraba lo suficientemente fuerte para enfrentarme a los nuevos desafios que la nueva vida me traería...
Pocas semanas después descubrí aliviado que aún estaba allí, lista para defenderme de aquellos que me amenazaban, y para socorrerme en las dificultades de mis primeros estudios.

A los 14 años la maté nuevamente

No quería que me impusiera sus reglas ni que me impidiera vivir la plenitud de mis vuelos juveniles.
Pero enseguida, con mi primera borrachera, felizmente la descubrí que aún seguia viva y fué cuando no solo me curó de mi resaca, sino que también impidió la paliza que recibiría de mi padre.

A los 18 años pensé que la mataría definitivamente, sin posible reanimación.

Había entrado en la facultad, crecí junto a mis compañeros y sus ideales, actividades en que la presencia materna no entraba em mis planes.
Que engañado estaba... Cuando descubrí confundido que rumbo seguir, volvi junto a ella  y al único refugio de comprensión y cariño.
.
A los 23 años me dí cuenta que su muerte era posible, solo requería tiempo...

Fué cuando me casé, planté bandera de la independencia y seguí mi viaje.
Pero bastó ver nacer a mi primer hijo para descubrir que ese ser llamado madre se transformaría en un especimen aún mas fuerte llamado ABUELA...

Para quien aún no ha vivido aún esta experiencia,  la abuela es uma madre en doble dosis...

A pesar de todo continué creyendo en la tesis de la muerte lenta y demorada, y me fuí sintiendo mas distante y autônomo. De vez em cuando ella aparecia em mi vida desempeñando papeles importantes y únicos que solamente ella podría protagonizar...

Pero el final de la historia, al contrario de lo que siempre imaginé, fué ella quien la impuso su muerte. Cuando menos te lo esperas, sin pedir permiso. sin hora marcada u ocasión para la despedirla.

Ella simplemente se fué...

Al contrario de lo que siempre imaginé, son ellas quienes deciden cuanto esta eternidad puede durar en la vida y cuanto queda para la nostalgia, dejando uma terrible y cierta lección...

Las madres son para siempre

Nadie sabe lo larga que será nuestra vida pero lo que si está claro es que mientras estén por aqui debemos amarlas siempre y no matarlas en vida.

Nunca sabremos cuando se vá a querer ir...

Para quien aún la teneís a vuestro lado, amarla y respetarla puesto que el vacío que queda, nunca conseguiremos llenarlo plenamente...

Para quien ya no la tiene a su lado, recordarla y guardar sus recuerdos en el más precioso de los baúles. Y dondequiera que ella esté, sabra entender nuestros mensajes y llorará cuando lloremos, y sonreirá cuando sonriamos.
Velará nuestros sueños como lo hacía cuando eramos niños...

No esperemos a su partida para darles AMOR.

“” Generalmente, las madres, mas que amar a los hijos,
se aman en los hijos ”” 
(Friedrich Nietzsche)


1 comentario:

  1. Jesús que gran verdad expones en esta entrada. La mayoria de nosotros por no decir todos hemos pasado por estas etapas; ya sea como madres/padres o hijos. Me gustan mucho tus publicaciones. Un gran abrazo amigo mio y que estes bien.

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